Fotos del Circo Teatro de las Artes Itinerantes mes de enero 2013
BITÁCORA DE VIAJE:
Qué tiene esta Tribu que no me deja partir ni detenerme?
Qué tiene esta mirada limpia, esa distancia cercana, el elevarse de los cuerpos y las almas que me llaman cuando me alejo, cuando necesito descansar de tanto viaje, de venir caminando sin cesar por tanto tiempo?
Algo del aire que comparten, del polvo que les oscurece la planta de los pies, me llama a volver una y otra vez. Cruzar la ciudad, cuando el verano quema las aceras y entrecierra los párpados. ¿Será porque el corazón les está creciendo sin notarlo en un canto común?
Aún no sé ponerle nombre a todos, aún nombro algunos por países. Pero me buscan en los rincones de la casa, me iluminan los días, me asaltan tras el lente de la cámara, en los diarios, se escurren en las sombras de la tarde, en las oficinas. Escucho su latido, su tierra , que repite un susurro que Magdalena y yo sentimos en el pulso: “ vuelve, vuelve, no te alejes, vuelve”.
Hoy , pasadas tres semanas, son un sendero , un camino con corazón que golpea mis entrañas “ vuelve, vuelve, no te alejes, vuelve” escucho entre los árboles, en el agua del jardín , en la madrugada, que no me deja dormir, en el abrazo de Pamela que me pide seguir.
Volver es tocar la tierra junto a ellos con las manos, las espaldas, las alas de los pies. Reír con todo el cuerpo.
Volver es cruzar juntos el desierto del Paseo Ahumada, tras el holocausto de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, la última Danza Butoh , desde su poesía primigenia que camina hacia la oscuridad.
Volver es convertirse en estatuas vivas, manejadas por Simón con maestría. Es querer cabalgar el aire entre las telas y el Trapecio. Soñar con subir a los zancos que construyó Aitor en un abrazo entretejido entre cuarenta pulsando a la vez.
Volver es querer que el tiempo se detenga y no mate a la madre de Erika con un disparo definitivo de luz.
Los añoro. Mi cuerpo tiembla golpeado, aturdido después de que todos esos cuerpos rodaron sobre mi espalda, después de convertirme en un trompo comandado por Liezbeht Paris, Mimo, Holandesa, alta de alma, de la cabeza a los pies, alumna de Marcel Marceau .
Después de la risa compartida, Intento adaptarme cada vez que el dolor se calma. Me alcanza el asombro al saltar a la pantomima de crear, desde la nada, un laberinto hecho de manos aprisionando el aire, mientras Liebzbeth intenta dejar registrado en nuestros cuerpos cuatro años de estudio, en cuatro horas. Este es un día cualquiera en la Alquimia Poética de un Circo Teatro chileno, alemán, español, ecuatoriano, colombiano, argentino y francés.
Mónica de Pablo